Psyche, era una princesa bellísima.
Tenía dos hermanas también muy bellas pero no tanto como ella. Sus dos hermanas
pequeñas en seguida encontraron esposo pero a ella no se le acercaba ningún pretendiente
y el tiempo pasaba. Los padres preocupados decidieron consultar el oráculo de Delfos
y el oráculo les dijo que debían vestir a la doncella como para una boda y
llevarla a lo alto de una montaña y dejarla abandonada allí. Porque un monstruo
con alas se la llevaría para siempre y así lo hicieron, regresaron llorando por
dejar a su hija sola. Se hizo de noche y se quedó dormida; llegó el monstruo y
se la llevó. La depositó en un valle todo lleno de flores y se despertó y se
puso a andar y llegó a un palacio maravilloso todo de mármol blanco. Las puertas
se abrían ante su presencia y un gran número de sirvientas, le dieron vestidos
maravillosos, joyas riquísimas y manjares de toda clase. Así pasó el día,
cuando llego a la noche se acostó a su habitación, un lecho doncial, y por la
noche se le apareció el monstruo. Él le pidió que no le mirara la cara y así lo
hizo. Las noches transcurrían felices porque por el día el monstruo desaparecía.
Ella le pidió volver a ver a sus padres y el monstruo accedió. Así que volvió a
alzarla y volando la condujo hasta aquella montaña colmada de regalos. Llegó a
la casa de su padre dónde la recibieron con gran alegría y sus hermanas
vinieron a recibirla también. Ellas estaban muertas de envidia porque vivía en
un palacio y les confesó que nunca le había visto la cara al monstruo. Las hermanas
le dijeron que por la noche encendiera una lámpara y que lo mirara. Y volvió al
palacio en brazos de su amado el monstruo y en medio de la noche se levantó,
cogió una lámpara de aceite y alumbró el rostro de su amado que no era un
monstruo sino que era bellísimo; con el susto se le cayó una gota de aceite y
despertó a Eros, el dios del amor. Inmediatamente, Eros, desapareció de su lado
y ella desposeída de todos sus bienes iba de lado a lado. Al final, Eros, se
apiadó de ella y vivieron felices por el resto de sus vidas.
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