martes, 5 de mayo de 2015

MEDEA

En la mitología griega, Medea (del griego Μήδεια) era la hija de Eetes, rey de la Cólquida, y de la ninfa Idía. Era sacerdotisa de Hécate, a la que algunos consideran su madre y de la que se supone que aprendió los principios de la hechicería junto con su tía, la diosa y maga Circe. Así, Medea es el arquetipo de bruja o hechicera, y comparte su condición de mujer autónoma e inusual, contraria al prototipo ideal de la época, con Calipso y Circe, entre otras. Era, asimismo, nieta del dios Helios.
Su personaje tendría una gran repercusión en generaciones posteriores, sobre todo de manos de autores trágicos de la talla de Eurípides (Medea) y Séneca.

Una vez purificados ante los dioses por Circe del crimen de Apsirto, en su morada de la isla Eea, los argonautas fueron interceptados por los colcos que les perseguían en Córcira(Corfú), donde se encontraban los héroes bajo la protección del Rey Alcinoo. Éste, tras discurrir una solución, decide entregar a Medea a los perseguidores sólo si conserva su doncellez, lo que le comunica en la intimidad de la alcoba a su esposa la reina Arete la noche previa al dictamen. Arete, cautivada por el encanto de Medea, da aviso de ello a los argonautas, que esa misma noche, en la cueva de Macris y sobre el propio vellocino, consumaron su matrimonio. De esta forma al día siguiente, cuando Alcinoo emitió su sentencia, los colcos no pudieron cumplir las órdenes de Eetes y frustrados se establecieron en la zona, temerosos de su venganza si volvían a la Cólquida a comunicarle la noticia.

A pesar de haberse librado ya de Pelías, los habitantes de Yolco aborrecieron el magnicidio y Jasón y Medea se vieron obligados a dejar Yolco partiendo hacia Corinto, llamados por los habitantes de esta ciudad sobre la que Medea pretendía tener derechos al trono. Allí Jasón acordó con el rey Creonte abandonar a Medea, a la que el rey pretendía expulsar de Corinto, para unirse a su hija la princesa Glauca. Medea entonces, arrastrada por los celos, envió a Glauca como regalo de bodas un manto de irresistible belleza. Cuando Glauca lo recibió de manos de la sirvienta de Medea se lo puso de inmediato, liberando la magia contenida en él que la convirtió en una tea llameante. Las llamas la consumieron totalmente a ella y a su padre, Creonte, que se abalanzó sobre ella con intención de salvarla. A continuación, y para hacer el máximo daño a Jasón, Medea mató a los dos hijos que habían tenido en común. Otra versión afirma que Jasón había dejado a Medea por Creúsa, que parece ser la propia Glauca, a la que Medea regaló un vestido que al ponérselo se le pegaría al cuerpo y la mataría.
En la tragedia de Eurípides, es Medea quien envía a sus dos hijos con el manto para Glauca. Medea sabía que matarían a sus hijos si los mandaba con el presente, pero sus deseos de venganza contra Jasón eran mayores que el amor por ellos.

Los habitantes de Corinto, bien en venganza por la muerte de Creonte o bien decepcionados por el comportamiento de Medea, la apedrearon en el templo de Hera y la obligaron a abandonar la ciudad en el carro de serpientes aladas que le había regalado su abuelo Helios.
Una versión de la historia narra que fueron ellos los que mataron a los hijos de Medea, como castigo por el hechizo que ésta había realizado a Glauca. Pero a su vez como castigo una epidemia fue acabando con todos los niños de la ciudad. Corinto no se libró de esta maldición hasta que por consejo del oráculo de Delfos hicieron sacrificios solemnes a los hijos de Medea, y obligaron a los suyos a guardar luto. Esto justificaría por qué los dirigentes de Corinto en el siglo V a. C. pagaron al dramaturgo Eurípides para que narrara la tragedia de Medea en Corinto atribuyéndole a la protagonista toda la lista de asesinatos y lavando así la imagen de la ciudad. Esta manipulación acabaría, pues, con otras versiones que consideraban a Medea como una mujer virtuosa que no había cometido más pecado que profesar un profundo amor a su marido, que la abandonó injustamente.

Cuando Medea huyó de Corinto se propuso buscar a Heracles, pues éste le había prometido auxilio en el caso de que Jasón dejara de cumplir con su palabra. Lo encontró en Tebas, pero la furia de Hera lo había enloquecido. Medea lo curó con sus remedios. Sin embargo Euristeo apremiaba a Heracles para que cumpliera sus trabajos y Medea se resignó a que no sería ayudada por él.


Tras errar por distintos lugares en busca de protección, Medea llegó a la ciudad de Atenas, cuyo rey, Egeo, no sólo le ofreció hospitalidad sino que se casó con ella con la esperanza de que sus hechicerías le permitieran concebir un hijo pese a lo avanzado de su edad. La hechicera cumplió sus expectativas, teniendo de él un hijo al que llamaron Medo.
Cuando Teseo, el hijo secreto de Egeo, llegó a Atenas dispuesto a que su padre lo reconociera como heredero, Medea lo tomó como una amenaza al futuro de su hijo, e intentó envenenarlo. Pero Teseo la descubrió, y acusada de cometer horribles crímenes y de brujería, Medea tuvo que huir de nuevo, esta vez con su hijo.


Tras huir precipitadamente de Atenas, Medea se refugió en Italia, donde enseñó a los nativos cómo encantar serpientes, y ellos la venerarían como diosa, con el nombre de Angitia.
Al pasar por Tesalia (región llamada así por su hijo Tésalo), Medea compitió con Tetis en un certamen de belleza que presidía Idomeneo, rey de Creta.De allí pasó a Fenicia, estableciéndose allí durante un tiempo. Por último pasó a Asia superior, donde se casó con uno de los reyes más poderosos del lugar, al que sucedió en el trono. Algunos autores afirman que fue éste, y no Egeo, el padre de Medo.
Habiéndose enterado de que su padre Eetes había sido destronado por su propio hermano Perses, Medea y su hijo acudieron en su ayuda. Medo mató a Perses y el país recibiría en su honor el nombre de Media.
Medea no murió, sino que se hizo inmortal y moró en los Campos Elíseos, donde dicen que se casó con Aquiles.